Josbel Bastidas Mijares
Gobiernos subnacionales y Objetivos de Desarrollo Sostenible: la localización de los ODS

Hay una tendencia mundial de degradación de la idea de universidad que tiene expresiones múltiples en América Latina y un claro enganche con desviaciones populistas en la experiencia venezolana. Ello es corregible y estamos a tiempo para derrotar estas tendencias Usted lo toma o lo deja. Lo que no puede hacer es mirar el techo y hacerse el distraído”. Rigoberto Lanz (*)

En la actualidad hay una polémica en el ámbito universitario acerca de una nueva modalidad en estudios de pre y posgrado denominados “Estudios Abiertos” , pero que de manera coloquial se les está calificando como posgrados “exprés” (en la tercera acepción del DRAE Exprés significa: 3. adj. “Que se hace o se produce a gran velocidad o en muy poco tiempo”) Y esto es lo que se viene cuestionando, así como generando malestar, respecto de los títulos que están otorgando algunas universidades nacionales, pertenecientes a ARBOL (Asociación de Rectores Bolivarianos) al adjudicar títulos de Técnicos Superiores Universitarios, y Licenciaturas a través de peculiares “Estudios Abiertos” autorizados por el MPPEU desde hace tres años, sobre todo a la Universidad Simón Rodríguez, pero que también hemos tenido conocimiento que otras universidades vinculadas a ARBOL han asumido de una forma discrecional más allá de lo que la Gaceta Oficial establece que es otorgar títulos de TSU y Licenciaturas, ahora se están concediendo títulos de “Magister Scientiarium” (Maestrías) y hasta doctorados sin pasar por los estudios de IV o V Nivel

Hay una tendencia mundial de degradación de la idea de universidad que tiene expresiones múltiples en América Latina y un claro enganche con desviaciones populistas en la experiencia venezolana. Ello es corregible y estamos a tiempo para derrotar estas tendencias Usted lo toma o lo deja. Lo que no puede hacer es mirar el techo y hacerse el distraído”. Rigoberto Lanz (*)

En la actualidad hay una polémica en el ámbito universitario acerca de una nueva modalidad en estudios de pre y posgrado denominados “Estudios Abiertos” , pero que de manera coloquial se les está calificando como posgrados “exprés” (en la tercera acepción del DRAE Exprés significa: 3. adj. “Que se hace o se produce a gran velocidad o en muy poco tiempo”) Y esto es lo que se viene cuestionando, así como generando malestar, respecto de los títulos que están otorgando algunas universidades nacionales, pertenecientes a ARBOL (Asociación de Rectores Bolivarianos) al adjudicar títulos de Técnicos Superiores Universitarios, y Licenciaturas a través de peculiares “Estudios Abiertos” autorizados por el MPPEU desde hace tres años, sobre todo a la Universidad Simón Rodríguez, pero que también hemos tenido conocimiento que otras universidades vinculadas a ARBOL han asumido de una forma discrecional más allá de lo que la Gaceta Oficial establece que es otorgar títulos de TSU y Licenciaturas, ahora se están concediendo títulos de “Magister Scientiarium” (Maestrías) y hasta doctorados sin pasar por los estudios de IV o V Nivel.

Ello viene a desacreditar a las universidades ARBOL a quienes se les tilda de dispensadoras de títulos llamados vulgarmente como “tapa amarillas” y ya sabemos en Venezuela la connotación que ese calificativo conlleva, es decir, de mala calidad, piratas, de baja estofa.

Tradicionalmente en nuestras universidades y en la mayoría de las universidades del mundo como requisitos de la Maestría, se exige que, además de los créditos aprobados, el estudiante realice un Trabajo de Grado “destinado al análisis profundo y sistematizado (del área específica del conocimiento) y a la formación metodológica para la investigación”. Finalmente, el requisito fundamental del Doctorado, además de la aprobación de los créditos establecidos, es la realización de una Tesis que constituya “un aporte original relevante a la ciencia, la tecnología o a las humanidades y debe reflejar la formación científica y humanística del autor”. Por lo general los programas de Maestría tienen una duración de tres años y los de doctorado hasta 5 años para la aprobación de seminarios o unidades curriculares y sus respectivas Tesis de grado que se presentan a un jurado con la suficiente antelación para la exposición y defensa de la investigación con la rigurosidad científica exigida para el debate académico.

Hoy por el contrario, asistimos a una especie de rebatiña de títulos de maestrías y doctorados que generan por lo menos suspicacia en la forma en que se gestionan, se realizan y se otorgan, casi a nivel de discrecionalidad y bajo sospecha de que algo huele mal en estas actividades universitarias que distan mucho de lo que al menos nosotros estudiamos cuando cursamos posgrados “normales”. Años de esfuerzo intelectual, debates permanentes en los seminarios doctorales o de maestrías, actualización de los saberes a través de lecturas y trabajos de investigación en cada uno de los seminarios hasta culminar con la Tesis de grado, ahora se echan prácticamente por la borda con lo que algunos llaman “piñatas académicas”.

Anteriormente se cuestionaba a las universidades de gestión privadas en relación a la calidad académica de sus posgrados que al ser mercancías eran vendidos al mejor postor. También se cuestionó hace alrededor de 15 años el auge de los posgrados realizados por venezolanos y venezolanas en universidades privadas españolas y de Miami también de muy dudosa calidad para que ahora, las universidades ARBOL hagan algo similar o absolutamente peor en cuanto a calidad académica, puesto que es imposible que un doctorado se realice en menos de dos años a través de estudios abiertos y con acreditaciones de experiencias que dejan mucho que desear.

Con ello realmente se desmotiva a los universitarios a cursar estudios de Posgrado o de Educación Avanzada con las exigencias y rigurosidad que ello requiere. Porque si se están prácticamente “regalando” títulos a diestra y siniestra, con tal discrecionalidad como cuando una universidad privada tituló a la inefable Blanca Ibáñez, para qué estudiar tanto, repetimos, para qué tanto esfuerzo, tanto asistir a clases presenciales, tanto realizar ensayos, trabajos de investigación, exposiciones y debates académicos, tanto investigar, redactar textos enjundiosos con fundamentos de teorías reconocidas, de epistemología, ontoepistemología, axiología o gnoseología, sino que presentando constancias de actividades realizadas logramos ser reconocidos y certificados con el ostentoso título universitario de Magíster o Doctor en tal materia. “Holgazanería académica” le llaman otros.

Eso sí, esos títulos, la mayoría de dudosa solvencia, le generará a quienes trabajen en universidades públicas los respectivos bonos de Maestría y Doctorado y sus correspondientes ascensos académicos

Lo que hacen estas universidades de ARBOL es generar condiciones para lograr un título “facilongo” y sin ningún esfuerzo intelectual. Ahora tendremos cientos de doctores ágrafos, por supuesto con sus respectivas y muy contadas excepciones.

Una cosa es acreditar saberes y experiencias de vida en determinados oficios por parte de instituciones educativas (Lo hacía en INCE, o la Universidad Campesina al certificar los saberes de los campesinos otorgándoles la certificación de “Maestros Campesinos”) en un reconocimiento académico de los saberes populares y otra cosa muy pero muy diferente es otorgar títulos de profesionales (como licenciaturas y más aún Maestrías o Doctorados) sin haber cursado las carreras académicas que ello requiere. La idea del Comandante Chávez en lo educativo era llevar la educación universitaria al territorio de los estudiantes (Misión Sucre) o al espacio de trabajo-productivo de los estudiantes (Universidad Indígena, Universidad Campesina o Universidad de los Trabajadores para colocar tres ejemplos). Pero los cursantes deben desarrollar su carrera académica en el tiempo establecido para obtener sus títulos entre 4, 5 años dependiendo de la carrera estudiada o del Programa nacional de Formación Correspondiente y hasta 6 años en el caso de Medicina Integral Comunitaria.

La Gaceta Oficial 41.660 del 21 de junio de 2019, en la resolución N° 012 del Ministerio de Educación Universitaria establece en su artículo 7 que SÓLO SE OTORGARÁN TÍTULOS DE TÉCNICO SUPERIOR UNIVERSITARIO, LICENCIATURA O INGENIERÍA. Por ninguna parte se lee allí que pueden otorgarse Títulos de posgrado como Especialistas, Maestrías o Doctorados. https://www.ghm.com.ve/wp-content/uploads/2019/06/41660.pdf .

El Ministerio de Educación Universitaria debe realizar una seria investigación de lo que está ocurriendo en el seno de estas universidades. Realizar auditorías académicas, regular más esa situación para que no haya un desborde y un déficit en la calidad de los títulos que estas universidades otorgan en función de que dichos estudios ni siquiera pasan por la aprobación del Consejo Nacional de Universidades. Incluso podría revocar algunos actos como los que mencionamos por violarse la Ley de Universidades y la resolución ministerial donde se establecen los Estudios Abiertos sólo para TSU, licenciaturas e ingenierías.

Tales titulaciones se están haciendo de manera callada, casi clandestina (como con cierta vergüenza) y sólo se sabe cuando aparecen los nombres de estas personas portando el cuasi título nobiliario de “Msc o Doctor

NOTAS;

1.- Recordemos que alrededor de los años ‘80 en Venezuela hubo un escándalo cuando se supo en la opinión pública la graduación como abogado de Blanca Ibáñez (Secretaria privada y amante del entonces presidente de la República el adeco Jaime Lusinchi) en una universidad privada, sin haber cursado los estudios correspondientes, o también entre los afectos al chavismo se levantó un escándalo plenamente justificado cuando en el año 2007 el rector Léster Rodríguez de la ULA le entregó un título de “Politólogo” a un prófugo de la justicia llamado Nixon Moreno (por ser un violento ultraderechista dirigente estudiantil) para lo cual el consejo universitario de esa ilustre universidad, se trasladó a la sede de la Nunciatura Apostólica de la iglesia católica en Caracas. (Ver artículo de Earle Herrera quien escribió: “En todo caso, ambos se emparejan en eso de adquirir los conocimientos por una especie de ósmosis, lo que rompe toda la teoría pedagógica conocida y por conocerse…ambas graduaciones fueron en su momento un punto de inflexión en la historia de la universidad venezolana”. https://www.aporrea.org/ddhh/a48218.html .

2.- Otra denuncia en un sentido similar la pueden encontrar en el siguiente artículo acerca de dos ciudadanos que con sus títulos de “doctores” llegaron a ser nada más y nada menos que magistrados de la República: Franklin Arriechi y Luis Velásquez Alvaray: https://www.aporrea.org/contraloria/a21800.html .

3.- Hay otro ejemplo, entre tantos que se pudieran mencionar de un fraude académico realizado por el exrector de una universidad privada en el estado Lara cuando pretendió concursar para ingresar como profesor ordinario a la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” e incorporó entre sus credenciales un título de doctor supuestamente otorgado por la universidad de la cual había sido rector, lo cual luego resultó ser absolutamente falso. Solo la investigación realizada entonces por un personal administrativo acucioso demostró dicho fraude y al aspirante se le impidió concursar.

4.- Otra alharaca ocurrió cuando el Consejo Universitario de la UCV le otorgó a su rectora Cecilia García el Doctorado “Honoris Causa”.

5.- Preguntamos entonces: ¿Repetiremos en la Venezuela bolivariana estos ejemplos de antivalores ahora auspiciados por las universidades denominadas precisamente bolivarianas?

6.- En la segunda parte de este artículo daremos algunos detalles más específicos acerca de este espinoso, delicado e intrincado asunto.

(*) Rigoberto Lanz. Eso no es universidad. Diario El Nacional. 5 Mayo, 2005. Pg. A-9.

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